Avances en la investigación de la vajilla encontrada en Playa Donata

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A partir del trabajo de investigación llevado adelante por la Conservadora y Restauradora del Museo del Fin del mundo, Mariam Pousa, se realizaron importantes avances en el conocimiento de la composición de uno de los tipos de jarras halladas en la campaña de 2016 en Caleta Policarpo. Estos nuevos datos permitirán un correcto resguardo del material. Además, pudo corroborarse mediante técnicas especializadas, que el proceso de conservación llevado a cabo hasta el momento ha sido exitoso.

Se trata de estudios realizados por Pousa sobre muestras del material rescatado en el marco de su participación en el “Encuentro de Perfeccionamiento en Herramientas y Prácticas de Conservación utilizando Microscopia aplicadas al Patrimonio Cultural”, llevado a cabo en la Ciudad de Córdoba hacia fines de julio pasado. El evento fue organizado por el Laboratorio de Análisis de Materiales (LAMARX) de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física de la Universidad Nacional de Córdoba y tuvo doble modalidad de participación: exposición oral y taller.

La participación de la Conservadora en el encuentro, fue posible gracias al Sistema Nacional de Microscopia y al CONICET, institución que becó a la profesional del Museo a fin de que pudiese avanzar en el estudio de la colección para ejercer una correcta intervención sobre los materiales y asegurar su conservación.

En dicho encuentro, Mariam Pousa disertó sobre la intervención de los materiales recuperados recientemente por el Gobierno Provincial y pudo utilizar las técnicas de microscopía óptica con focal, en un trozo de madera de los canastos que contenían la vajilla encontrada; y de microscopía de barrido de electrones (Electron Dispersion Scan, EDS), en un fragmento de loza, cuya procedencia, se estima, es inglesa de fines del siglo XIX.

En este caso particular, el uso del microscopio microscopio óptico con focal (que posee un láser para leer la forma de la muestra) fue utilizado en muestras de madera con el fin de determinar el consolidante (sustancia necesaria en el proceso de conservación del material) más efectivo para ser aplicado en su conservación. En el caso de la muestra de las jarras rojas de material poroso, el microscopio de barrido de electrones (EDS) permitió constatar que el proceso de desalinización al que fueron sometidas las piezas por 6 meses fue exitoso ya que no se detectaron cristales de sales a nivel micro, que de estar presentes podrían ser muy perjudiciales para la estructura. Por otra parte, el uso de esta tecnología le posibilitó a la investigadora encontrar nuevos datos que no habían sido revelados en la investigación en fuentes documentales que indicaban que las jarritas en cuestión tenían un metalizado último de cobre.

En este sentido, Pousa describe: “Las fuentes documentales hacen pensar que teníamos un baño de cobre, de hecho este tipo de cerámica se denomina copper lusterware, es decir, lustre de cobre. Eso a mí me daba a pensar que yo tenía un elemento químico que era el cobre. La sorpresa de poder aplicar el EDS, que es la sonda que te lee la composición elemental, es que no salió un solo pico de cobre. Entonces a mí me hace rever a qué otras fuentes tengo que ir. Pero tiene un pico muy importante de zinc que es otro metal que se puede haber utilizado” y agrega: “Ahora lo que hay que ver es si era la misma técnica con ese metal o no. Entonces tenemos una terminación de zincado, lo que habla de otro tipo de calidad de loza, ya no es mi lugar valuar la pieza, pero sí entender que ese proceso tecnológico es diferente al que pensábamos”.

Si bien el análisis de los materiales es una tarea fundamental en el proceso de conservación de los objetos hallados, su estudio se complementa con otra línea de investigación, de procedencia, a cargo de la Dra. Dolores Elkin. “Las líneas de investigaciones nuestras en un punto se tocan cuando hablamos de la materialidad por intereses contrapuestos. Quizás a Dolores le interesa saber exactamente qué componentes tiene para datarlo o entender su procedencia y a mí me interesa para saber cómo conservarlo, con qué materiales es afín, es predecir cómo se puede deteriorar si está en esta condición o en otra o pensar estrategias para prevenir un deterioro”, señala Pousa.

“¿Por qué preservamos los objetos?”, repite Pousa al ser consultada y sin titubear, responde: “Porque son un medio más para contar quiénes somos y en este sentido Playa Donata nos abre un montón de preguntas sobre quiénes somos. Y acá está la parte divertida de la conservación, que no es solamente lo preservo para que el objeto así como está cuente, sino que lo investigo en mi afán de preservarlo, para que nos cuente más cosas que las que dice con verlo. Ahí es donde la conservación tiene una doble misión: nuestra misión principal es que el objeto perdure para todas las generaciones posibles puedan encontrar anclaje en la historia a partir de un bien; además ese bien, mientras queremos preservarlo, lo investigamos y en esa investigación nos cuenta muchas más cosas que las que puede ver el ojo; entonces ahí, la conservación tiene otra misión”.